El tiempo pasa sin preguntarnos si tenemos prisa; y estancarnos en una situación no detendrá jamás el tiempo.
Hay momentos que te marcan para toda la vida, sean buenos o sean malos. Pero independientemente de lo que sean, te dejan las mejores lecciones para aprender mejor el oficio de vivir.
La vida sigue y nosotros con ella, el agua estancada se pudre, es por eso que te digo que no te estanques ante una situación difícil. Ya sea la pérdida de un trabajo, la falta de dinero, la muerte de algún familiar, la ruptura amorosa, o lo que sea que te acongoje en la vida.
Camina siempre hacia adelante con la frente en alto. Si caminas con la mirada hacia abajo no podrás ver lo que viene en frente de ti. Intenta manejar un automóvil con la mirada agachada y verás las consecuencias. Lo mismo es el camino de la vida, tienes que estar alerta ante los baches, las curvas y las señales que te propone el destino.
El destino no es más que el resultado de tus decisiones. Cuando manejas por la vida tú tomas la decisión de que camino elegir, y según el camino que elijas, tu destino se ira formando.
Si recordar es volver a vivir, entonces deberías de aprender bien que es lo que quieres recordar, puesto que eso mismo volverás a vivir. Si decides recordar alegrías, estarás abriendo un espacio a la felicidad. Pero si por el contrario decides recordar tristezas, no quiero ni mencionarte lo que revivirás, por que de cualquier modo ya lo sabes.
Tú decides tu destino. Decídete a vivir la vida que siempre has querido vivir. No seas un muerto viviente...
El sentido de la vida consiste en sentirse vivo. ¡Anda, pellízcate! No vaya a ser que ya estés muerto y ni cuenta te hayas dado.
Vive, pero no seas como aquellos que dicen: “La vida es corta” y la viven más aprisa bebiendo alcohol, llenándose los pulmones de humo, ingiriendo estupefacientes, practicando la promiscuidad y todo tipo de cosas que en lugar de vivir una vida a plenitud, aceleran aún más el proceso de muerte.
Vive para vivir, no vivas para morir.
CD' O
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