17 Señales De Enamoramiento

  • DIECISIETE: Siempre que ves su foto te quedas mirando sus ojos por horas.
  • DIECISEIS: Cuando cuelgas después de hablar con esa persona, extrañas la conversación especial aunque hayan pasado sólo 2 minutos.
  • QUINCE: Siempre lees sus mensajes de texto, inbox o Whatsapp una y otra vez.
  • CATORCE: Siempre caminas lento cuando andas con esa persona.
  • TRECE: Siempre sientes timidez cuando estás a su lado.
  • ONCE: Cuando piensas en esa persona, tu corazón va rápido y lento al mismo tiempo.
  • DIEZ: Sonríes cuando escuchas su voz o ves una notificación con su nombre en tu celular.
  • NUEVE: Cuando la vez llegar, no puedes ver a nadie más porque todo lo que ves es esa persona.
  • OCHO: Empiezas a escuchar música suave cada vez que piensas en el/ella.
  • SIETE: Esa persona es en lo único que piensas a diario.
  • SEIS: Te pones muy feliz cada vez que alguien menciona su nombre, aunque no se refieran a esa persona.
  • CINCO: Siempre te sonríes a ti mismo/a cuando piensas en esa persona.
  • CUATRO: Harías cualquier cosa por esa persona, por verle, por escucharle y por estar los dos a solas.
  • TRES: Cuando has leído este mensaje, solo una persona estaba en tu mente todo el tiempo...
  • DOS: Estabas tan concentrado/a pensando en esa persona que no notaste la señal número doce.
  • UNO: Acabas de subir para ver lo del número 12 y te estás riendo silenciosamente.

Ahora que haz terminado, pide un deseo (tu sabes lo que quieres).




El Gusano y La Flor

     Había una vez un gusano que se había enamorado de una flor. Era por supuesto, un amor imposible, pero el animalito no quería seducirla ni hacerla su pareja. Ni siquiera quería hablarle de amor. Él solamente soñaba con llegar hasta ella y darle un beso. Un solo beso. Cada día y cada tarde el gusano miraba a su amada cada vez más alta, cada vez más lejos. Cada noche soñaba que finalmente llegaba a ella y la besaba. 

Un día el gusanito decidió que no podía seguir soñando cada noche con la flor y no hacer nada para cumplir su sueño. Así que valientemente avisó a sus amigos, los escarabajos, las hormigas y las lombrices que treparía por el tallo para besar a la flor. Todos coincidieron en que estaba loco y la mayoría intentó disuadirlo, pero no hizo caso, el gusano llegó arrastrándose hasta la base del tallo y comenzó la escalada. Trepó toda la mañana y toda la tarde, pero cuando el sol se ocultó, sus músculos estaban exhaustos. "Pasaré la noche agarrado del tallo, —pensó— y mañana seguiré subiendo". "Estoy más cerca que ayer", —pensó aunque sólo había avanzado diez centímetros y la flor estaba a más de un metro y medio de altura—.

     Sin embargo, lo peor fue que mientras el gusano dormía su cuerpo viscoso y húmedo resbaló por el tallo y a la mañana el gusano amaneció donde había comenzado un día antes. Miró hacia arriba y pensó que debía redoblar los esfuerzos durante el día y aferrarse mejor durante la noche. De nada sirvieron las buenas intenciones. Cada día el gusano trepaba y cada noche resbalaba otra vez hasta el piso. Sin embargo, cada noche mientras descendía sin saberlo, seguía soñando con un beso deseado. Sus amigos le pidieron que renunciara a su sueño o que soñara otra cosa, pero el gusano sostuvo con razón que no podía cambiar lo que soñaba cuando dormía y que si renunciaba a sus sueños dejaría de ser quien era.

     Todo siguió igual durante días, hasta que una noche... Una buena noche, él gusano soñó tan intensamente con su flor, que los sueños se transformaron en alas y a la mañana siguiente él gusano despertó siendo mariposa, desplegó las alas, voló a la flor... y la besó.

"NUNCA ESCUCHES A QUIENES DESALIENTEN TUS SUEÑOS".

     El amor llega de una manera mágica a la vida, enciende todos los sentidos, ilumina el alma y nutre el cuerpo de una manera maravillosa ya que un ser que ama siente la vida de una forma diferente .

El Amigo Del Hijo


Era la reunión del domingo por la noche de un grupo apostólico en una parroquia. Después que entonaron unas canciones, el sacerdote de la iglesia se dirigió al grupo y presentó a un orador invitado; se trataba de uno de sus amigos de la infancia, ya entrado  en años.  
Mientras todos lo seguían con la mirada, el anciano ocupó el púlpito y comenzó a contar esta historia:  
"Un hombre junto con su hijo y un amigo de su hijo estaban navegando en un velero a lo largo de la costa del Pacífico, cuando una tormenta les impidió volver a tierra firme. Las olas se encresparon a tal grado que el padre, a pesar de ser un marinero de experiencia, no pudo mantener a flote la embarcación, y las aguas del océano arrastraron a los tres." 
Al decir esto, el anciano se detuvo un momento y miró a dos adolescentes que por primera vez desde que comenzó la plática estaban mostrando interés; y siguió narrando:  
"El padre logró agarrar una soga, pero luego tuvo que tomar la decisión más terrible de su vida: Escoger a cuál de los dos muchachos tirarle el otro extremo de la soga. Tuvo sólo escasos segundos para decidirse. El padre sabía que su hijo era un buen cristiano, y  también sabía que el amigo de su hijo no lo era. La agonía de la decisión era mucho mayor que los embates de las olas." 
"Miró en dirección a su hijo y le gritó:  ¡Te quiero, Hijo Mío! y le tiró la soga al amigo de su hijo. En el tiempo que le tomó al muchacho llegar hasta el velero volcado en campana, su hijo desapareció bajo los fuertes oleajes en la oscuridad de la noche.  Jamás lograron encontrar su cuerpo." 
                      
Los dos adolescentes estaban escuchando con suma atención, atentos a las próximas palabras que pronunciara el orador invitado. 
"El padre" -continuó el anciano- "sabía que su hijo pasaría la eternidad con Cristo, y no podía soportar el hecho de que el amigo de su hijo no estuviera preparado para encontrarse con Dios. Por eso sacrificó a su hijo. ¡Cuán grande es el amor de Dios que lo impulsó a hacer lo mismo por nosotros!" 
Dicho esto, el anciano volvió a sentarse, y hubo un tenso silencio. Pocos minutos después de concluida la reunión, los dos adolescentes se encontraron con el anciano.
                
Uno de ellos le dijo cortésmente:  "Esa fue una historia muy bonita, pero a mí me cuesta trabajo creer que ese padre haya sacrificado la vida de su hijo con la ilusión de que el otro muchacho algún día decidiera seguir a Cristo." 
"Tienes toda la razón", le contestó el anciano mientras miraba su Biblia gastada por el uso. Y mientras sonreía, miró fijamente a los dos jóvenes y les dijo:  
"Pero esa historia me ayuda a comprender lo difícil que debió haber sido para Dios entregar a su Hijo por mí. A mí también me costaría trabajo creerlo si no fuera porque el amigo de ese muchacho que fue devorado por las aguas era yo.

Por Qué Los Hombres Aman A Las Cábronas

Autora: SHERRY ARGOV

El título y el contenido se refieren a los que muchas mujeres piensan, pero no dicen. Toda mujer ha sentido vergüenza por parecer demasiado necesitada ante un hombre. Toda mujer ha tenido un hombre tras ella, quien en el momento que la consiguió perdió el interés. Toda mujer sabe lo que se siente que no la tomen en cuenta. Estos problemas son comunes para la mayoría de las mujeres, casadas y solteras, por igual.


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Usted Me Gusta

¡Oiga!
¡Usted me gusta!


Me gusta cómo para tomar juntos un helado,
mientras cruzamos nuestras manos.

Me gusta cómo para que juntos veamos caer el sol,
mientras chapoteamos a la orilla de la playa.

Me gusta cómo para que soñemos juntos,
mientras dormimos de cucharita.

Me gusta cómo para despertarla besos cada mañana,
mientras los primeros rayos del sol nos regalan los buenos días.

Me gusta cómo para que el fuego de una fogata nos envuelva en su calor,
mientras la luna y las estrellas nos observan desde el espacio.

Me gusta cómo para que juntos inventemos fantasías,
mientras leemos historias de amor.

Me gusta cómo para abrazarla por la cintura,
mientras el agua de la regadera empapa nuestros cuerpos desnudos.

Me gusta cómo para beber de su propia fuente,
mientras mi cuerpo sediento se esté hidratando sólo en usted.

Me gusta cómo para comerle a besos,
mientras mi boca se deleite de las mieles de su amor.

Me gusta cómo para que juntos tengamos sexo desenfrenado,
mientras hacemos el amor.

Me gusta cómo para qué sea mi todo,
mientras que sea sólo mía, ya no habrá más nada.





¡Oiga!
¡Usted me gusta!
¿Qué podemos hacer al respecto?

Carlos D' Ortíz

Informe Sobre Caricias


1
La caricia es un lenguaje
si tus caricias me hablan
no quisiera que se callen

2
La caricia no es la copia
de otra caricia lejana
es una nueva versión
casi siempre mejorada

3
Es la fiesta de la piel
la caricia mientras dura
y cuando se aleja deja
sin amparo a la lujuria

4
Las caricias de los sueños
que son prodigio y encanto
adolecen de un defecto
no tiene tacto

5
Como aventura y enigma
la caricia empieza antes
de convertirse en caricia

6
Es claro que lo mejor
no es la caricia en sí misma
sino su continuación

Mario Benedetti

15 Frases De Once Minutos De Paulo Coelho

—La vida es muy rápida, hace que la gente pase del cielo al infierno en cuestión de segundos.

—Nada de necesitar hombres, a los que les gustaba el cuerpo, pero despreciaban el corazón de una mujer.

—Veo que aquellos que tocaron mi alma no consiguieron despertar mi cuerpo, y quienes tocaron mi cuerpo no consiguieron llegar a mi alma.

—Si busco el amor verdadero, antes tengo que cansarme de los amores mediocres que encuentre.

—El tiempo no transforma al hombre, la sabiduria no transforma al hombre; lo unico que puede hacer que alguien cambie de idea es el amor.

—Todo el mundo es asi: hablan como si lo supiesen todo, y si osas preguntar, no saben nada.

—Los hombres son muy raros, pueden pegar, pueden gritar, pueden amenazar, pero se mueren de miedo ante una mujer.

—Y cuanto mas callado estoy, mas inteligente me consideran.

—El universo solo tiene sentido cuando tenemos con quien compartir nuestras emociones.

—Se habían visto solo una vez, y ya se necesitaban el uno al otro. Imágina que siguiesen viéndose, ¡Qué desastre!

—He aprendido que esperar es la parte más difícil, y también quiero acostumbrarme a eso; saber que tú estás conmigo, aunque no estés a mi lado.

—Los encuentros más importantes ya han sido planeados por las almas antes incluso de que los cuerpos se hayan visto.

—Pasaba diez minutos con el amor de su vida, y miles de horas pensando en él.

—Pero no eran sus senos, ni su cuerpo; era su compañía. quería abrazarla, eso era suficiente. la vida estaba hecha de cosas simples.

—Si estamos lejos de la persona amada, cada persona que pasa por la calle nos hace recordarla.


El Vuelo

II
“EL VUELO”

      Después de haber pasado por las revisiones de seguridad rutinarias por fin se llegó la hora de abordar. Subí al avión y me dirigí a mi asiento que estaba justo al lado del asiento de una mujer de unos 40 años, aproximadamente, su rostro reflejaba tristeza, se podía notar en sus ojos indicios de haber llorado. A pesar de todo, su apariencia física lucía muy bien para una mujer de su edad. Su cuerpo delgado mostraba qué era una mujer que se ejercitaba periódicamente y su rostro con una piel finamente cuidada de color morena clara; y sus ojos medianos de color café obscuro, igual que el color de su cabello; un poco rizado, y que le caía un poco más abajo de los hombros. Vestía muy elegante con un atuendo completamente de color negro.  Unas gafas obscuras de cristales grandes y armadura gruesa, de esos qué casi tapan toda la cara, estaban en la parte superior de su frente. En su pecho podía brillar un hermoso crucifijo, supongo qué de oro, de una pulgada de altura aproximadamente, colgando de una cadena de eslabones de grosor regular. Al momento de sentarme la saludé con los buenos días y me contestó con una sonrisa amable, sin emitir palabra alguna y se volteó lentamente hacia el lado contrario, al mismo tiempo que se bajaba los lentes  cómo  queriendo esconder la tristeza que reflejaban sus ojos. Entendí su gesto y traté de respetar su postura.  Después de todo, se notaba en demasía que no estaba pasando por un buen momento que digamos en su vida. Me acomodé en mi asiento  y después de un momento pasó la azafata repartiendo revistas y periódicos entre los pasajeros.  La elegante dama de negro tomó una revista y yo tomé el periódico, más por cortesía qué por ganas de leer. Después de todo, hacía mucho tiempo qué había dejado de ver noticias desde qué entendí qué si quería ver al mundo desde una perspectiva positiva debería de dejar de lado las cosas negativas que resaltan en los noticieros.
     Por el altavoz se escuchó la orden del capitán que indicaba que era hora de abrocharse los cinturones de seguridad y unas que otras advertencias de seguridad en caso de emergencia, por qué en cuestión de minutos el aeroplano despegaría. Todos los pasajeros acatamos la orden emitida y una vez que me encontraba debidamente abrochado comencé a leer la primera plana del periódico: “Obama dijo que por lo que resta del 2013 no se hablará más de la Reforma Migratoria”. —¡Vaya, que gran novedad! —Pensé sarcásticamente— Millones de personas indocumentadas siguen esperando por una amnistía qué legalice a todos aquellos que viven ilegalmente en Estados Unidos y puedan trabajar sin intimidaciones ni abusos por parte de patrones injustos, además de querer reunirse con sus familiares que dejaron en sus países de origen y qué no los han visto en años desde qué decidieron emigrar al país de las oportunidades. Desde la década de los ochentas hasta finales del 2013, los inmigrantes extranjeros luchan por lograr El Sueño Americano. ¡Esa noticia ya ni noticia es! Abrí el ejemplar para buscar alguna que otra cosa de interés en su contenido y leí otra nota: “Reforma fiscal 2014, aprobada por la cámara de senadores mexicana”. ¡Vaya! Otra nota qué ya no causa novedad —pensé moviendo la cabeza de un lado a otro—, mi país cada día se pone peor. Entre el crimen organizado y las reformas del gobierno tienen a mi tierra de cabeza. ¿Pero qué le vamos a hacer? Ese el precio del conformismo y la ignorancia. El conformismo de aceptar las migajas de los manjares de los reyes y la ignorancia de qué todos tenemos derecho a esos deliciosos manjares. Cerré el periódico y lo puse doblado sobre mis piernas, realmente no me llama mucho la atención eso de leer noticias de mal gusto. De reojo pude observar que mi acompañante, también tenía sobre sus piernas la revista que había tomado, pero a diferencia de qué ella ni siquiera había intentado abrirla.
     —¡Disculpe! —me dijo la dama de negro repentinamente— ¿Sabe usted a qué hora aterrizaremos en Toluca? —Tengo entendido que aproximadamente cómo a las 11:30. —Contesté con un gesto de inseguridad—. Según me dijeron que el tiempo de vuelo es de 2 horas y 45 minutos. —¡Perdón! —me dijo— Es un viaje repentino e inesperado, qué no tuve tiempo de revisar la información, sólo tomé el primer vuelo qué encontré y no se me ocurrió percatarme de la hora de llegada. —No  se preocupe, —contesté amablemente— espero que todo esté bien con usted. —Pues si y no a la vez, pero gracias. —Me dijo con un gesto triste y agachó la cara— No se siente tan bien ir a enterrar a un abuelito, —levantó nuevamente la cara y continuó—  pero no se siente tan mal saber qué fue un gran hombre qué vivió intensamente cada día de su vida y qué me dejó la mejor herencia qué un hombre puede dar a sus seres queridos: El amor y la fe. —Lo siento mucho —respondí apenadamente— Lamento la situación, debió ser un gran hombre. —Si lo fue, gracias a sus consejos y ejemplos ahora yo soy la que soy. —Tomó la revista que estaba sobre sus piernas y la puso a un lado, se reacomodó en el asiento, se levantó las gafas y con la mirada perdida continuó platicando— El siempre cuidó de mí. Mi padre murió cuando yo tenía 12 años, mi madre al quedar viuda con 3 hijos, tuvo qué trabajar el doble para poder sacarnos adelante a mis hermanos y a mí,  mientras mi abuelo ayudaba económicamente en lo que podía a mamá. —Agaché la mirada para escucharla y ella continuó—  Yo siendo la mayor de mis hermanos, después de la escuela tenía qué tomar las obligaciones de madre; y mi abuelo siempre me decía qué un día recibiría mi recompensa. Nunca pierdas la fe de qué Dios tiene para ti algo bueno aún mucho más grande qué tu sacrificio, me decía. —Yo la escuchaba atentamente sin interrumpir, porque de un modo u otro entendía que esa mujer de mirada triste tenía ganas de desahogar ese dolor de haber perdido a uno de sus seres más queridos, mientras ella continuaba con la mirada perdida hablando—.  Cuando cumplí mis 15 años mi abuelo me dio uno de los mejores consejos que pude haber escuchado: “Hija, muchos desearan tocar tu cuerpo, pero sólo el qué toque tu alma será merecedor de dicho privilegio”. Guardé esas palabras en mi corazón y fueron la filosofía qué mantuvo mi dignidad firme en todas las propuestas amorosas que recibí en mi adolescencia. Con los grandes esfuerzos de mi madre, continué mis estudios de preparatoria y gracias a esos esfuerzos logré graduarme. Pero ya no pude seguir mis estudios universitarios por obvias razones económicas. Cuando cumplí 18 años, mi abuelo me dijo algo qué nunca voy a olvidar y qué fue llave qué encendió mi crecimiento  personal: 

Hoy qué  te encuentras celebrando el aniversario número 18 de tu nacimiento, ya no tienes más excusas para lograr todo lo qué te propongas. Ya no se trata de cómo te trató la vida en tu infancia. Ya no se trata de quién te ha lastimado en el pasado. Ya no se trata de culpar al destino por tu pasado infortunio. Cuando naciste tú eras un ser indefenso y no podías valerte por ti misma. Los qué cuidaron de ti mientras tú no te podías defender del mundo, te protegieron dentro de lo qué pudieron y lograron hacerte lo qué eres hasta el día de hoy, una mujer hecha y derecha.  Tienes una gran deuda con aquellos qué te proporcionaron ropa, comida, techo, calzado, escuela; y lo más importante: Amor. Poco o mucho qué haya sido, fue lo suficiente para qué llegaras a este día, en el cual ahora tú ya puedes ser tú. Sé agradecida con ellos mientras tengas vida, por qué esa vida, ellos te la dieron, no sólo al momento de nacer, sino durante todo el tiempo qué cuidaron de ti.  Ahora podrás lograr todas tus metas siempre qué te las propongas y estés dispuesta a pagar el precio de la lucha y la perseverancia, pero las semillas qué siempre te darán los mejores frutos, son El Amor y La Fe. Tendrás qué ponerle amor a tu vida en todo lo qué hagas y todo lo qué digas, pero sobretodo en todo lo qué pienses. Nuestras palabras son proféticas, según cómo pienses, eso serás en tu vida. No importa si es un pensamiento bueno o malo, lo qué predomine en tu mente, existirá en tu vida, te guste o no. Por eso es de suma importancia qué aprendas a controlar tus pensamientos, o tus pensamientos controlarán de ti. La fe consiste en creer y estar seguro qué todo lo qué te propongas lo vas a lograr con el favor de Dios. No tengas miedo de emprender el vuelo porqué tendrás la firme confianza en el Padre Celestial de qué todos tus proyectos serán de gran éxito. El miedo sólo existe en las  mentes de poca fe.

      —Yo estaba tan emocionado de escuchar esas palabras, qué mis ojos se llenaron de agua y tuve qué contenerme para que no se derramasen las lágrimas—.
     —Ese día mi abuelo me dio un regalo qué aun conservo, —continuó—  me regaló este crucifijo qué traigo en mi pecho. —Volteé a verla y me percaté qué sus gafas obscuras estaban de nuevo cubriendo sus ojos, sin embargo, por debajo de los vidrios escurrían lágrimas constantes qué ella limpiaba esporádicamente con un pañuelo qué había sacado de su bolso. Tomó el crucifijo con su mano derecha para mostrármelo, cerró el puño con la cruz adentro unos segundos, suspiró y le dio un beso a la cruz y continuó la charla—. Mi abuelo me dijo qué cada vez qué sintiera miedo en alguna situación de mi vida, cualquiera qué fuera, tomara el crucifijo con mi mano derecha, levantara la mirada al cielo y pusiera toda mi fe en qué el Creador me sacaría de tal situación, por muy difícil qué esta fuera. Y así lo he hecho, y gracias a eso, he logrado tener éxito en muchas cosas de la vida. —Es una historia impresionante, —le dije maravillado de escuchar toda la sabiduría qué le había transmitido el abuelo a su nieta y qué ella a su vez tuvo la voluntad de seguir los consejos; por qué muchas veces recibimos consejos pero no los seguimos, incluso, sabiendo qué son por nuestro bien—. No sé ni por qué le estoy contando esto —me dijo apenada— Tal vez necesitaba desahogarme un poco. —No se preocupe, —le dije amablemente— Muchas veces necesitamos expresarnos y no sabemos cómo o con quien. Tal vez sintió deseos de platicar esto con un extraño por qué a fin de cuentas sabemos qué quizá nunca nos volvamos a ver en la vida. Un día una chica qué conocí vía internet y qué vivía muy lejos de mí, me dijo qué me contaría unas cosas muy personales, por qué sabía qué ella y yo nunca nos conoceríamos personalmente y qué sentía la necesidad de hablar con alguien qué no fuera cercano a ella para no involucrar a nadie que pudiera salir afectado y por el simple hecho de querer desahogarse. Tal vez en esta ocasión qué usted confía esta charla, a mí, qué prácticamente soy un perfecto desconocido para usted, sea similar a la vez qué la chica de internet me confió asuntos personales. —Una leve sonrisa se dibujó en su rostro. Se quitó los lentes y los mantuvo en sus manos mientras jugueteaba con ellos,  muy  pensativa—. 

     —¡Vamos! Que no le dé pena, —le dije— cuénteme, ¿Cuánto tiempo hace  que vive en este país? —Eso ya hace bastantes años. —Me contestó cómo queriendo decir que ya hasta la cuenta había perdido— Precisamente cuando cumplí los 18 años, y gracias a los consejos de mi abuelito, al ver la necesidad de mamá y con tal de ayudar a mis hermanos a terminar sus estudios, fue qué decidí un día emprender el vuelo… mi propio vuelo. Así qué conseguí un dinero para los gastos del viaje y del pollero qué me cruzó para este lado de la frontera. Todos me decían qué era muy riesgoso qué me viniera yo sola, pero era en ese preciso momento cuando tenía qué poner en práctica las enseñanzas de mi abuelito.  Tomé mi crucifijo con mi mano derecha, levanté la mirada al cielo y me puse en las manos de Dios. No tuve ninguna dificultad para cruzar la frontera, gracias a Dios. Entonces vi qué si funcionaban los consejos del abuelo, y quise probar una vez más, llegué a vivir a casa de una tía, prima de  mamá, y me ayudó a buscar trabajo. Hice algunas solicitudes de empleo y en su mayoría me pedían documentos legales, así que fui rechazada en tres compañías, hasta qué tomé nuevamente el crucifijo e hice el mismo ritual qué me enseñó el abuelo y por fin logré conseguir un trabajo en una fábrica por las mañanas, lo cual me dejó las tardes libres para tomar clases de inglés. —Mire, qué bien qué se le ajusto el horario —le dije emocionado— , y gracias a su fe que le heredó su abuelito lo logró. —Sí, eso ni dudarlo —me dijo sonriendo—. Por eso ahora qué él se ha ido, no voy a vivir triste ni amargadamente, por qué él siempre quiso verme feliz. Viviré de tal manera qué él, donde quiera que esté, si es qué me puede ver, qué se sienta orgulloso de mí. Mi abuelito nunca le gustó verme triste y amargada, él siempre quería verme feliz. Si ahora qué él ya no está, me deprimo y caigo en lo más bajo, le estaré fallando a él y a sus enseñanzas. Se fue su cuerpo, pero sus palabras y su amor se quedan conmigo, en lo más profundo de mi ser. Si un día llegase a olvidar sus palabras, entonces habré matado yo misma a mi propio abuelito. Y eso jamás me lo perdonaría. El dolor es grande, pero lo es aún más el amor que siento por él; y si él me llegase a ver deprimida, él se deprimirá también, y yo realmente quiero qué mi abuelito descanse en paz.

Escrito Por: Carlos Daniel Ortiz Arroyo @ Dallas, TX. Febrero Del 2014

Haz Buen Arte

A veces la vida es dura, las cosas van mal en la vida y en el amor y en los negocios y en la amistad y en la salud y en todas esas cosas en las que la vida puede ir mal. Y cuando las cosas se ponen difíciles, esto es lo que debes de hacer... 



HAZ BUEN ARTE

De Vuelta Al Cielo

En cierta ocasión le preguntaron a Ramesh, uno de los grandes sabios de la India, lo siguiente: Maestro, ¿porqué existen personas que salen fácilmente de los problemas más complicados, mientras que otros sufren por problemas muy pequeños y se ahogan en un vaso de agua?

Él simplemente sonrió y contó una historia...

Érase un sujeto que vivió amorosamente toda su vida. Cuando murió, todo el mundo decía que iría al cielo, pues un hombre tan bondadoso solamente podría ir al Paraíso. En aquella época el cielo todavía no había pasado por un programa de calidad total. La recepción no funcionaba muy bien, y quien lo atendió dio una ojeada rápida a las fichas de entrada, pero como no vio su nombre en la lista, le orientó para que pudiera llegar al infierno. Y como en el infierno nadie pedía identificación, ni invitación, (cualquiera que llegara era invitado a entrar), el sujeto entró y se quedó.
Algunos días después, Lucifer llegó furioso a las puertas del Paraíso y le dijo a San Pedro: ¡Esto que me estás haciendo es un puro sabotaje! Mandaste a aquel sujeto al infierno y me está desmoralizando. Llegó escuchando a las personas, mirándolas a los ojos, conversando con ellas, abrazándolas y besándolas. El infierno no es lugar para estas cosas. Por favor tráete a este sujeto para acá.

Cuando Ramesh terminó de contar esta historia dijo:

“Vive con tanto amor en el corazón, que si por error vas a parar al infierno, el propio demonio te traerá de vuelta al Paraíso”.

-Cuento hindú-.

La Vasija Agrietada

Un cargador de agua de la India tenía dos grandes vasijas que colgaba a los extremos de un palo y que llevaba encima de los hombros. Una de las vasijas tenía varias grietas, mientras que la otra era perfecta y conservaba toda el agua al final del largo camino a pie, desde el arroyo hasta la casa de su patrón, pero cuando llegaba, la vasija rota sólo tenía la mitad del agua.

Durante dos años completos esto fue así diariamente, desde luego la vasija perfecta estaba muy orgullosa de sus logros, pues se sabía perfecta para los fines para los que fue creada. Pero la pobre vasija agrietada estaba muy avergonzada de su propia imperfección y se sentía miserable porque sólo podía hacer la mitad de todo lo que se suponía que era su obligación.

Después de dos años, la tinaja quebrada le habló al aguador diciéndole:

—Estoy avergonzada y me quiero disculpar contigo, por qué debido a mis grietas, sólo puedes entregar la mitad de mi carga y sólo obtienes la mitad del valor que deberías recibir. 
El aguador, apesadumbrado, le dijo compasivamente: Cuando regresemos a la casa quiero que notes las bellísimas flores que crecen a lo largo del camino.


Así lo hizo la tinaja. Y en efecto vio muchas flores hermosas a lo largo del camino, pero de todos modos se sintió apenada porque al final, sólo quedaba dentro de sí la mitad del agua que debía llevar. El aguador le dijo entonces:


—¿Te diste cuenta de que las flores sólo crecen en tu lado del camino? Siempre he sabido de tus grietas y quise sacar el lado positivo de ello. Sembré semillas de flores a todo lo largo del camino por donde vas y todos los días las has regado; y por dos años yo he podido recoger estas flores para decorar el altar de mi Maestro. Si no fueras exactamente como eres, con todo y tus defectos, no hubiera sido posible crear esta belleza.

Cada uno de nosotros tiene sus propias grietas. Todos somos vasijas agrietadas, pero debemos saber que siempre existe la posibilidad de aprovechar las grietas para obtener buenos resultados.

Te Quiero Cómo Un Río

Yo recibo tu amor y te entrego mi amor. No el amor de un hombre por una mujer, no el amor de un padre por una hija, no el amor de Dios por sus criaturas, sino un amor sin nombre, sin explicación, como un río que no puede explicar su curso, sólo sigue adelante. Un amor que no pide y que no da nada a cambio, sólo se manifiesta.
Yo nunca seré tuyo, tú nunca serás mía, pero aun así puedo decir: 

Te Amo, Te Amo, Te Amo.

Paulo Coelho


De Extrañar No Se Vive

¿Sabes? Aún extraño esos momentos que nunca vivimos, tantos recuerdos que jamás escribimos. Sí, aún te extraño.

Extraño nada y tanto de ti. Tan poco de eso, que a veces me diste. Extraño una parte de mí, esa qué se fue contigo. 

No te voy a mentir, te extraño, te extraño como a nadie. Pero… de extrañar no se vive. 

Extraño darme cuenta que tus recuerdos son lo único que me queda de ti. Pero también sé que podré olvidar eso que nunca fuimos y en el silencio perdido, me fumaré tu recuerdo olvidado.

Quisiera arrancarte de raíz, pero ya perdí la cuenta de todas esas veces que he dicho, que ya no te volveré recordar. Siempre me miento y a veces no me entiendo, sobre todo cuando digo algo diferente a lo que estoy sintiendo. 

Ahora, sé que todo aquello que nunca fuiste para mí, se queda de aquél lado, aquél que algunos llamamos pasado. Tal vez también quisiera que cuando pasen los años me recuerdes, sonrías sin darte cuenta y que lo primero que quieras... sea volver a verme, porqué sé muy bien que fue el adiós, quien se robó nuestra historia. 

Solo me queda decirte que si por pura casualidad o por cosas del destino un día nos volvemos a encontrar, finjamos que antes no paso nada, a ver si vuelve a pasar, porqué tú y yo tenemos unos recuerdos pendientes por terminar.

Fer Dichter