No digas: "¡Dios me hizo pecar!" Porque Él no hace lo que odia. No digas: "¡Me hizo cometer un error!" Porque no necesita a un pecador. El Señor detesta el mal, y de igual modo lo detestan los que le temen al Señor. Cuando al principio creó al hombre, lo dejó en manos de su propia conciencia. Si tú quieres, puedes observar los mandamientos; está en tus manos el ser fiel. Ante ti puso el fuego y el agua: extiende la mano a lo que prefieras. Delante de los hombres está la vida y la muerte, a cada uno se le dará lo que ha elegido. ¡Qué grande es la sabiduría del Señor, qué fuerte y poderoso es Él! Él todo lo ve. Su mirada se posa en los que le temen; conoce todas las acciones de los hombres. A nadie le ha pedido que sea impío, a nadie le ha dado permiso para que peque.
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